Me acabo de dar cuenta que durante todo este tiempo de preparación sólo escribí en el blog cosas relacionadas a los asuntos técnicos de la producción del espectáculo, por decirle de alguna forma.
Es hora de ponerme reflexivo y volcar lo aprendido gracias a esa etapa, lugo vendrá lo que me dejen las funciones.
Lo más importante es que entendí que nada se puede hacer solo. Hay que descargar, delegar, tener alguien que te escuche. A veces, este blog jugó ese papel. Lo único que sirve hacer solo, es hablar.
También descubrí que el azar existe, cuando vi las piezas caer en su lugar como por arte de magia.
Podrán decir de mí cualquier cosa, pero soy consecuente. 6 meses de obstinación con una idea me avalan.
Entendí, además, que la narrativa es la misma en todos los medios, una vez que el espectador está preparado. Amo el cine, y eso se nota cuando hago teatro.
Aunque siga sin comprender por completo cuáles fueron las razones que me llevaron a hacer esto y llegar hasta acá (a 4 días del estreno), comprendí que siempre quise hacerlo. Y comprendí que nadie más que yo podría hacerlo. Y comprendí que soy otra persona de aquella que en noviembre se preguntaba ¿por qué hablo tanto tiempo solo?
Nos vermos después del estreno.
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