Menos impros. Menos monólogos por función. Menos cosas repetidas por función. Menos tiempo de duración. Menos preocupación.
Que cada función sea una experiencia diferente. Para mí y para el público.
Poder detenerme más en lo importante y no estar pensando en el reloj.
A veces, los aprietos nos ayudan a encontrar mejores salidas de los laberintos.
27/2/08
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